El relativismo cultural en la lectura

Las tardes de los pasados días 22 y 29 de septiembre asistí a dos bibliotecas locales a promover el libro Etnias de Sonora, atendiendo gustoso a una invitación del IMCATUR. El día jueves 22 se presentó el volumen en la Biblioteca Pública Municipal "Rafael V. Meneses", ubicada en la Plaza Tutuli, de la colonia Modelo, fungiendo como presentador el Director de la institución, Guissepe Macías Beilis, y por mi parte, como coordinador del volumen, a manera de ampliación, ya que en el pasado mes de junio se había realizado ya la presentación institucional, presenté la conferencia "La aventura y el compromiso de recrear textualmente la vida de las etnias de Sonora".
Una semana después, respondiendo a un compromiso con Lupita, responsable de la Biblioteca Pública Municipal "La Malinche", impartí el mismo tema, pero en modalidad de charla. Aunque contamos con apoyo visual, optamos por no emplear audio eléctrico, para procurar calidez con el público que, como se preveía, se trataría de los usuarios de esta biblioteca vecinal, ubicada en la colonia Cuauhtémoc.
En un post propio será posible leer el texto de esas tardes. Entre los temas desprendidos espontáneamente de la exposición -como suele suceder- apareció en ambas tardes -con mayor espontaneidad en la primera, por supuesto-, el aspecto del cuidado que debemos tener como lectores ante el universo que constituye toda biblioteca, cualquiera que sea su tamaño, debido a la posibilidad de que los textos hayan sido producto más de los prejuicios y los estigmas de los autores -o de su época-, que consecuencia de un verdadero conocimiento, cuando se trata de la cultura: valores, tradiciones, costumbres, creencias, etc.
El relativismo cultural, principio formulado por Franz Boas, que establece que toda manifestación cultural debe ser observada y valorada considerando tanto sus condicionantes históricas como el contexto cultural del que forma parte, más que un planteamiento teórico, es desde hace medio siglo y de manera ascendente, un elemento fundamental en el aspecto normativo internacional.
Sin embargo, en la vida cotidiana este principio está muy lejos de guiar la conducta colectiva. Un planteamiento contrario es la causa de la persistencia, y quizás la propagación, de la discriminación, los estigmas, los prejuicios, en fin, la devaluación del prójimo en múltiples sentidos; en Sonora se discrimina por ser viejo, por ser homosexual, por ser niño, por ser del norte, por ser del sur, por ser papá -y no mamá-, por ser mujer, por ser "mayito", por ser "oaxaca", por ser cliente... por ignorancia e insensibilidad.
En los libros se encuentran así mismo estas expresiones denigrantes del humano y de lo humano. En la literatura se pueden encontrar estos planteamientos, pero también en el campo académico, que por ser producto del ejercicio científico, supondríamos liberado de la vorágine del etnocentrismo -la condición contraria al relativismo, que supone que la cultura propia constituye la más avanzada, la mejor.
En la charla con el público de La Malinche surgió el tema de la obra de Francisco Rojas, autor de, entre otras obras, Lola Casanova, en su versión novelada. Un asistente argumentó que Rojas era un amplio conocedor del país. Aunque cierto, lo es también que ello no lo liberó de su escritura etnocéntrica, que considera salvajes a los comcáac. Podemos pasar la vida entera frente a una árbol, pensando cada otoño que le gusta echar basura.

Charla "La aventura y el compromiso de recrear textualmente la vida de las etnias de Sonora" en la Biblioteca Municipal "La Malinche", en Hermosillo.

Comentarios

Entradas populares de este blog

La diversidad cultural del noroeste de México

Juramento yaqui

Transfiguraciones del desierto