Guidxizá. Voces de las nubes.

Tonatiuh Castro Silva

Texto preparado para la presentación de la revista Guidxizá, en la Feria del Libro del Centro de Educación Artística (CEDART) "José Eduardo Pierson", de Hermosillo, con motivo del 35o. aniversario de la institución.

La historia oculta del pueblo zapoteca
Conocer la historia por la voz y la escritura de los herederos de quienes la han creado como vida realizada, y no como texto muerto, es acercarse a la llama primigenia, comprender y valorar la persistencia, y encender nuevas esperanzas.
La historia oficial mexicana, esquemática, maniquea y torpemente romántica, nos ha enseñado y destacado el origen “indígena” de uno de los presidentes con mayor relevancia histórica, Juárez. Con el afán de presentar un modelo evolutivo individual idóneo, se destaca y se sugiere el abandono de la identidad originaria y la lengua materna en la búsqueda de un estilo de vida occidental y liberal –o neoliberal–; la escuela nos enseña que un niño zapoteca se convirtió en abogado y en presidente, gracias a su esfuerzo y preparación. Ante este pasaje ritual, ante las historias de los múltiples pueblos originarios de México, y ante nuestro conflictivo panorama cultural nacional contemporáneo, cabe preguntarse: ¿Qué dejó atrás Benito para llegar a tan elevada posición nacional? ¿Qué sucedió en Oaxaca y, en particular, en el Istmo de Tehuantepec al configurarse política, territorial y económicamente el modelo liberal que encabezaba Juárez? ¿Qué sucedió al pueblo binnizá, su pueblo, cuando él no era ya más un huérfano pastor de ovejas?
Los zapotecas, zapotecos o binnizá, o “gente que vino de las nubes”, es la mayor etnia del Istmo de Tehuantepec, y el tercer pueblo originario en México, después de mayas y nahuas. Su población es de aproximadamente medio millón de personas (546,288 hablantes registrados en el censo del año 2000; 434,201 hablantes de zapoteco, y 614 de zapoteco del Istmo, en 2011). El Istmo es el área territorial más estrecha de México, con una distancia de alrededor de 200 kilómetros entre el golfo de México y el océano Pacífico; abarca porciones de los estados de Oaxaca, Veracruz, Tabasco y Chiapas. Comprende 41 municipios que en conjunto tienen una extensión de casi dos millones de km². Podemos aproximarnos a una idea cierta de la diversidad de su entorno natural si consideramos que limita al norte con el Golfo de México, al sur con el océano Pacífico, al este con Chiapas y al oeste con la sierra de Oaxaca y la Sierra Madre del Sur. La región cuenta con una gran diversidad cultural, conformada por la presencia de zoques, chontales, huaves, mixtecos, mixes, tzotziles y chinantecos. La historia zapoteca inicia en el periodo preclásico, alcanza su esplendor entre los años 700 y 800 d. C., pierde poderío en el posclásico, y se pierde en la nebulosa del siglo XIX. Sin embargo, la revista que hoy tenemos el gusto de conocer, nos trae la palabra de las nubes claras, y nos revela, tras el texto literario, las penurias y hazañas del pueblo zapoteca:
Cuando el virreinato de Nueva España se independizó en 1821, comenzó un periodo caótico … entre las consecuencias de estos años complejos estuvo el despojo que sufrieron las comunidades istmeñas de sus recursos naturales. Los dos bienes estratégicos de que disponían los pueblos les fueron arrebatados por “vía legal”: salinas costeras y terrenos comunales” (Gubidxa Guerrero, “¿Quién fue José Gregorio Meléndez?”, Guidxizá, num. 16, p. 4).
[…]
Pero los pueblos zapotecas no iban a permitir tan fácilmente que un grupo de prominentes negociantes y políticos mexicanos los despojaran de lo que les había pertenecido por casi 400 años; por lo que se vivieron numerosos levantamientos armados en el Istmo” (Ibid., p. 5).
Señala Gubidxa Guerrero, autor del artículo, y director de la revista:
El Gobernador que en ese entonces dirigía los destinos de Oaxaca se llamaba Benito Juárez. Fue él quien ordenó el envío de cientos de soldados de la Guardia Nacional hacia el Istmo, y fue también quien se puso del lado de los acaudalados personajes de origen extranjero que apetecían nuestras riquezas.
Es tanta la ignorancia sobre nuestro pasado, que el parque central de Juchitán se llama Benito Juárez, y hasta su señora esposa, que no tuvo ninguna relevancia histórica, tiene un busto en ese lugar” (Ibid., p. 6).
En el México moderno, los zapotecos se han convertido en un pueblo migrante debido a su necesidad de empleo.
En Sonora se ubica un amplio sector de población migrante que se ha establecido principalmente en los valles agrícolas. En 1997 la cantidad de jornaleros migrantes en la Costa de Hermosillo era de más de 15,000, destacando las cantidades de mixtecos, triquis y zapotecas (DIF/Universidad de Sonora/Programa Jornaleros Agrícolas, 1997). El Censo General de 2010 registra 1,585 hablantes de zapoteco en Sonora, 3 hablantes de zapoteco del istmo, 3 de zapoteco sureño y 1 de zapoteco vallista. Debemos considerar las limitaciones del levantamiento censal y, con ello, las implicaciones para obtener un registro más realista; de ahí se deriva el hecho de que se hayan registrado 3,620 hablantes de lenguas indígenas no especificadas, de los cuáles seguramente una gran cantidad es en realidad de zapotecas, triquis o mixtecos. Se debe tomar en cuenta, sobre todo, el carácter migrante de la población binnizá en Sonora.

Guidxizá: voz del orgullo istmeño
En honor al héroe zapoteca de las luchas libradas en contra del liberalismo que los despojaba de su territorio, José Gregorio Meléndez, un empeñoso grupo de jóvenes de Istmo de Tehuantepec crearon el Comité Autonomista Zapoteca “Che Gorio Melendre”. Ante la historia de bronce, rescatan la heroicidad no sólo del personaje, sino del pueblo que encabezó en el siglo XIX.
De acuerdo con su presentación en su sitio de internet, “El Comité Melendre es un colectivo que busca la transformación positiva de la sociedad binnizá. Se fundó el 8 de mayo de 2004 por jóvenes zapotecas de diferentes comunidades. Realiza actividades culturales como recitales de música, torneos deportivos, conferencias, cine comunitario, publicación de libros (lleva editado 3), y de la revista Guidxizá-Nación Zapoteca, de la que lleva 15 números. Tiene, además, un programa de radio llamado ‘Nuestros Pueblos, Nuestra Historia’.
El Comité Melendre desempeña cada una de sus acciones por medio del trabajo voluntario. Todos los gastos económicos del Comité, siempre han corrido a cuenta de sus integrantes, quienes aportan cooperaciones voluntarias.”
Los objetivos que se plantean son:
1.- La unión de todos los zapotecas para construir una Gran Familia que recupere la grandeza de antaño;
2.- La recuperación total de nuestro idioma y sus variantes;
3.- La reestructuración y optimización del sistema educativo para los zapotecas;
4.- La instauración de sanas condiciones sociales para desarrollar nuestras capacidades intelectuales, artísticas, laborales, y para la erradicación de los males que nos aquejan;
5.- La reestructuración y optimización del sistema político-administrativo en las poblaciones zapotecas;
6.- La preservación y buena administración de nuestros recursos naturales; y
7.- El establecimiento del Estado Libre y Soberano Zapoteca: Guidxizá
” (www.comitemelendre.com).
La revista Guidxizá recoge diversas voces en la búsqueda de un lenguaje particular; con un ánimo literario, histórico, analítico, e innegablemente político, sus páginas muestran las diversas formas literarias. Cancionero, Baúl de letras, Gráficos y sección de Artículo son espacios en los que se advierte la auténtica literatura juvenil de los pueblos originarios. Fuera del manto de las instituciones que nuestros vecinos cahitas denominarían “de yoris”, o de los blancos o mestizos o, peor aún, asociaciones literarias “de torocoyoris” –es decir, los traidores entregados al mundo occidental–, la revista expone poesía, cuento, crónica y artículo, sin temor a la aventura de la escritura creativa, arriesgándose a la edición bilingüe y desafiando los parámetros estéticos editoriales; el proyecto de Guidxizá se hace evidente y se impone, ante la variedad de fuentes y diversidad en sus viñetas, adquiriendo verdaderamente un estilo propio y atractivo.
La publicación de Guidxizá es una labor que rebasa la gestión técnica editorial. Más que una revista, es un medio de persistencia étnica. Pero, inclusive, refiriéndonos a este concepto antropológico, la utopía binnizá y el afán colectivo superan lo que se identifica con tal concepto, que define más bien una situación contemplativa y hasta cierto punto conformista de quienes integran a las culturas diversas. Ante el torbellino globalizante, el Comité Melendre es una voz disidente, pero creativa y propositiva. Escucharla y tenerla a través de Guidxizá en Sonora es reconfortante. Convidar al unísono a los hermanos zapotecas asentados en este lejano desierto, resulta necesario.

Foto: Gubidxa Guerrero, en la presentación de la revista en el CEDART "José Eduardo Pierson", de Hermosillo.

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