Las maravillas de Sonora
¿Con qué se maravillan los sonorenses?
En un texto anterior que se puede consultar abajo, comenté que Sonora posee obras dignas de ser reconocidas en el universo del patrimonio cultural de la humanidad, o bien, para seguir la moda mediática, obras dignas de figurar entre las “maravillas del mundo”.
Sin embargo, el sentido de mi comentario, aunque parecido en la temática, nada tiene qué ver con la campaña iniciada el día de hoy por el periódico El Imparcial, y que se desarrollará en los próximos días.
De ninguna manera considero sensato convocar a la elaboración de una lista de las maravillas de Sonora. Aunque una actividad de este tipo aparentemente conlleva a la reflexión acerca del patrimonio cultural y natural, el trasfondo sociocultural me lleva a pensar ¿con qué se maravillan los sonorenses?; ¿qué es lo que valora la población?; ¿qué es lo que valoran los gobiernos?
Si se hace una recapitulación de la relación de la sociedad sonorense con ciertas obras que forman parte del patrimonio cultural del estado o del medio ambiente del Desierto de Sonora, podemos ubicar coyunturas en las que ya sea la sociedad, o las autoridades locales o estatales, o ambos entes (sociedad y gobierno) han demostrado un tremendo desprecio por obras magníficas. Más lamentable es aún la desaparición gradual del patrimonio en el transcurrir de la vida diaria, ante los ojos de todos y la mirada de nadie. He aquí una breve muestra, haciendo referencia a la obra:
- Escuela para huérfanos de la Revolución J. Cruz Gálvez (Hermosillo);
- templo de San Antonio, colonia las Granjas (Hermosillo);
- templo de Nuestra Señora del Pilar y Santiago (Cocóspera);
Podría hacer una enorme lista, sin embargo, sería casi inagotable, dado que algunos estilos y órdenes artísticos e históricos, en general, se encuentran amenazados, de tal forma que se puede señalar por ejemplo:
- el neoclásico en Hermosillo;
- el neoclásico sureño-estadounidense en Cananea;
- el art deco en Sonora…
Por otra parte, se encuentran sitios u obras en un estado material aceptable, pero sin la atención merecida, tales como:
- monumento a Jesús García, por Fermín Revueltas, en el Parque Madero (Hermosillo);
- monumento a la Madre, por Ignacio Asúnsolo, en colonia Balderrama (Hermosillo);
Considerando que la campaña de El Imparcial incluye a las “maravillas naturales”, preguntémonos también cómo valora la sociedad local sitios y elementos como:
- el palofierro (devastado por los artesanos y carboneros mestizos);
- las especies nativas del valle del río Colorado (arrasadas por las especies introducidas);
- ¡el río Colorado! (del que queda sólo el cauce en la mayor parte del lado mexicano);
- el salinizado valle del Yaqui;
- el ambiental y visualmente contaminado cerro de La Campana (Hermosillo);
- la deforestada región de Maycoba;
Cabe preguntarse pues, qué sentido tiene una campaña publicitaria en una sociedad abiertamente despreciativa del patrimonio histórico y natural.
Fotos: Ruinas de neoclásico en Huasabas, TCS; fachada neoclásica en Moctezuma, Lizeth Montaño; vista panorámica de Cananea, TCS.
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