Rituales yaquis de Cuaresma y Semana Santa
Tonatiuh Castro Silva
La religiosidad yaqui determina la vida cotidiana; cada acto, desde los actos personales más ordinarios, como el saludo, hasta los principales eventos de la vida tanto individual como comunitaria, son definidos por una cosmovisión cuyas raíces se encuentran tanto en las creencias prehispánicas, como en la evangelización jesuita.
El tiempo para los yaquis está dividido en el tiempo ordinario, y el tiempo cuaresmal. Éste es un periodo extraordinario, que se asume como el tiempo de la expiación de los pecados.
El trasfondo de los rituales cuaresmales es una representación teatral religiosa de la vida, pasión, muerte y resurrección de Jesucristo. Se suele confundir al evento con la actividad de los fariseos consistente en pedir limosna; sin embargo, la limosna se pide porque los ritualistas viven en un terreno ceremonial, como parte de su penitencia, lo que implica el aseguramiento del sustento para ellos y sus familias.
Los personajes
La participación en el ritual de Cuaresma y Semana Santa de los yoeme o yaquis se ofrece para expiar los pecados, o para pedir a Dios un favor para el propio participante o para un familiar. La representación ritual es realizada por tres tipos de participantes: "puros", "impuros" y madrinas y padrinos.
Los "impuros", quienes integran la cofradía Kohtumbre yau’ura, pueden ser subdivididos a su vez en militares y danzantes. Los miembros de “la tropa”, representan simultáneamente a las autoridades romanas y a los judíos. Sus cargos o roles son: chapayekas o fariseos, cabos, tamborero, flautero, bandereros, sargento, teniente, capitanes y pilatos. El fariseo o chapayeka, que constituye el contingente más numeroso y vistoso, es un personaje que fusiona y representa simultáneamente tanto al soldado romano, como a los fariseos judíos. Los demás participantes impuros no militares, son los danzantes de pascola y venado. Las normas tradicionales de la tropa son: vivir en el terreno ceremonial, no tener contacto con la pareja, no comer carne, no tomar leche, café ni alcohol, no fumar, no bañarse, entre otras. En el caso de los chapayekas, se agrega la obligación de permanecer en silencio mientras se porta la máscara, llevando la cruz de un rosario en la boca.
La agrupación de los “puros” está encabezada por el maestro, quien coordina el plano religioso del ritual. En Hermosillo, quienes dirigen y se hacen cargo de las actividades religiosas, en distintos momentos, son el pilato, las cantoras y un sacerdote. Las niñas participan en los cargos de angelitos, verónicas y bandereras. Los matachines son un grupo de danzantes que representan un festejo de la imposición de la fe cristiana sobre los moros, por lo que su denominación es “soldados de la Virgen”. En este grupo es importante la participación de los voluntarios: hombres y mujeres, de cualquier edad, que participan directamente en determinados pasajes del ritual general.
Una tradición a través del tiempo y el espacio
Actualmente, en Sonora la representación cuaresmal yaqui tiene lugar en los Ocho Pueblos y en algunas comunidades más del territorio tradicional de la etnia; en la ciudad de Hermosillo en ocho sitios, y en localidades rurales del mismo municipio. También existe un grupo ritual en Santa Rosalía, Baja California Sur, desde la década de 1880.
Los yaquis residen en Hermosillo desde la década de 1740, cuando fueron traídos como esclavos al servicio de la hacienda del capitán Agustín de Vildósola. Las colonias actualmente consideradas yaquis, son relativamente recientes: La Matanza desde el porfiriato, y El Coloso desde 1930. Sin embargo, en realidad en esos sitios se dio continuidad a los rituales cuaresmales que anteriormente ya se llevaban a cabo en otros sitios hoy ocupados por la ciudad, como la colonia El Mariachi y La Manga.
Referencias sencillas para identificar a los fariseos yaquis, y distinguirlos de otras prácticas y procedencias culturales, son: los chapayekas yaquis no entran al centro de la ciudad, no caminan por las banquetas, no se trasladan en auto o transporte público y, en cuanto a su apariencia, su vestimenta es sofisticada. A diferencia de la máscara de la tradición mayo, que muestra de forma natural el pelo del cuero con el que está elaborada, la máscara yaqui está decorada, es una obra plástica, con colores, añadiduras, pudiendo ser tradicional (con grandes orejas puntiagudas de color blanco con una flor roja) o de algún personaje mediático (Los Simpson, Tigger, Timmy Turner y los Padrinos Mágicos, etc.). Otros elementos que caracterizan la vestimenta del soldado yaqui son: cinturón con pezuñas de animal; gabardina (en los Ocho Pueblos), o cobija cubriendo la parte superior del cuerpo (en Hermosillo); cuchillo y espada de madera, decorados con fondo blanco y varios colores.
Elaborado para canalsonora.com, publicado en versión original el 27 de marzo de 2006.
Fotos: Chapayeka en el vado del río Sonora (TCS)/Autoridades de la tropa en El Ranchito, grupo ritual de El Coloso (TCS).
Más información sobre esta tradición:
Breve etnografía de la Cuaresma y Semana Santa yaqui.
La religiosidad yaqui determina la vida cotidiana; cada acto, desde los actos personales más ordinarios, como el saludo, hasta los principales eventos de la vida tanto individual como comunitaria, son definidos por una cosmovisión cuyas raíces se encuentran tanto en las creencias prehispánicas, como en la evangelización jesuita.
El tiempo para los yaquis está dividido en el tiempo ordinario, y el tiempo cuaresmal. Éste es un periodo extraordinario, que se asume como el tiempo de la expiación de los pecados.
El trasfondo de los rituales cuaresmales es una representación teatral religiosa de la vida, pasión, muerte y resurrección de Jesucristo. Se suele confundir al evento con la actividad de los fariseos consistente en pedir limosna; sin embargo, la limosna se pide porque los ritualistas viven en un terreno ceremonial, como parte de su penitencia, lo que implica el aseguramiento del sustento para ellos y sus familias.
Los personajes
La participación en el ritual de Cuaresma y Semana Santa de los yoeme o yaquis se ofrece para expiar los pecados, o para pedir a Dios un favor para el propio participante o para un familiar. La representación ritual es realizada por tres tipos de participantes: "puros", "impuros" y madrinas y padrinos.
Los "impuros", quienes integran la cofradía Kohtumbre yau’ura, pueden ser subdivididos a su vez en militares y danzantes. Los miembros de “la tropa”, representan simultáneamente a las autoridades romanas y a los judíos. Sus cargos o roles son: chapayekas o fariseos, cabos, tamborero, flautero, bandereros, sargento, teniente, capitanes y pilatos. El fariseo o chapayeka, que constituye el contingente más numeroso y vistoso, es un personaje que fusiona y representa simultáneamente tanto al soldado romano, como a los fariseos judíos. Los demás participantes impuros no militares, son los danzantes de pascola y venado. Las normas tradicionales de la tropa son: vivir en el terreno ceremonial, no tener contacto con la pareja, no comer carne, no tomar leche, café ni alcohol, no fumar, no bañarse, entre otras. En el caso de los chapayekas, se agrega la obligación de permanecer en silencio mientras se porta la máscara, llevando la cruz de un rosario en la boca.
La agrupación de los “puros” está encabezada por el maestro, quien coordina el plano religioso del ritual. En Hermosillo, quienes dirigen y se hacen cargo de las actividades religiosas, en distintos momentos, son el pilato, las cantoras y un sacerdote. Las niñas participan en los cargos de angelitos, verónicas y bandereras. Los matachines son un grupo de danzantes que representan un festejo de la imposición de la fe cristiana sobre los moros, por lo que su denominación es “soldados de la Virgen”. En este grupo es importante la participación de los voluntarios: hombres y mujeres, de cualquier edad, que participan directamente en determinados pasajes del ritual general.
Una tradición a través del tiempo y el espacio
Actualmente, en Sonora la representación cuaresmal yaqui tiene lugar en los Ocho Pueblos y en algunas comunidades más del territorio tradicional de la etnia; en la ciudad de Hermosillo en ocho sitios, y en localidades rurales del mismo municipio. También existe un grupo ritual en Santa Rosalía, Baja California Sur, desde la década de 1880.
Los yaquis residen en Hermosillo desde la década de 1740, cuando fueron traídos como esclavos al servicio de la hacienda del capitán Agustín de Vildósola. Las colonias actualmente consideradas yaquis, son relativamente recientes: La Matanza desde el porfiriato, y El Coloso desde 1930. Sin embargo, en realidad en esos sitios se dio continuidad a los rituales cuaresmales que anteriormente ya se llevaban a cabo en otros sitios hoy ocupados por la ciudad, como la colonia El Mariachi y La Manga.
Referencias sencillas para identificar a los fariseos yaquis, y distinguirlos de otras prácticas y procedencias culturales, son: los chapayekas yaquis no entran al centro de la ciudad, no caminan por las banquetas, no se trasladan en auto o transporte público y, en cuanto a su apariencia, su vestimenta es sofisticada. A diferencia de la máscara de la tradición mayo, que muestra de forma natural el pelo del cuero con el que está elaborada, la máscara yaqui está decorada, es una obra plástica, con colores, añadiduras, pudiendo ser tradicional (con grandes orejas puntiagudas de color blanco con una flor roja) o de algún personaje mediático (Los Simpson, Tigger, Timmy Turner y los Padrinos Mágicos, etc.). Otros elementos que caracterizan la vestimenta del soldado yaqui son: cinturón con pezuñas de animal; gabardina (en los Ocho Pueblos), o cobija cubriendo la parte superior del cuerpo (en Hermosillo); cuchillo y espada de madera, decorados con fondo blanco y varios colores.
Elaborado para canalsonora.com, publicado en versión original el 27 de marzo de 2006.
Fotos: Chapayeka en el vado del río Sonora (TCS)/Autoridades de la tropa en El Ranchito, grupo ritual de El Coloso (TCS).
Más información sobre esta tradición:
Breve etnografía de la Cuaresma y Semana Santa yaqui.
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